La Churrería de Pérez, las patatas tradicionales de Fritoper Group

Las patatas fritas no suelen faltar en ningún hogar, son el aperitivo perfecto para acompañar cualquier preparación. Además, nos encontramos en una época donde las tendencias gastronómicas están dirigidas a recuperar todo lo tradicional y, en Fritoper Group, de lo tradicional sabemos bastante, no hay más que ver nuestras patatas fritas en perol La Churrería de Pérez.

¿Quién le diría que no a nuestras patatas fritas tradicionales? Son crujientes, sabrosas y en el punto de sal perfecto. Sin duda, el snack ideal para disfrutar en todo momento, ya sea en el fútbol con amigos, en una reunión especial o simplemente acompañando una cerveza o refresco bien frío en tu terraza favorita.

Nuestras patatas tradicionales

Los inicios de Fritoper Group se remontan a 1979, cuando Juan Pérez y su mujer, Mari Carmen Martínez, empezaron a freír patatas en la plaza del pueblo valenciano de Alacuás. Y aunque a día de hoy la empresa ha crecido notablemente, seguimos conservando un frito tradicional que recuerda a ese sabor de entonces, ofreciendo a los clientes patatas de una calidad y elaboración inmejorable.

Actualmente, disponemos de una gran variedad de productos: patatas fritas sin gluten de sabores increíbles, aperitivos de patata en tubo, snacks, palomitas, torreznos y cortezas y, por supuesto, nuestras patatas tradicionales fritas en perol, La Churrería de Pérez. Y es que, en Fritoper Group, también entendemos que apostar por la innovación y el desarrollo es fundamental, porque nuestros clientes, cada vez, son más exigentes.

¿Cuál es el secreto?

El secreto de poseer unas de las mejores patatas tradicionales del mercado es el cuidado y cariño de su elaboración. Además de varios procesos de fabricación sometidos a exhaustivas medidas de control, destacando el uso de técnicas artesanales que se han empleado desde los inicios. Porque la calidad no se improvisa, se trabaja y se perfecciona día a día.

Las patatas tradicionales de Fritoper Group son, en resumen, ese sabor de toda la vida que no ha perdido su esencia ni el recuerdo en el paladar.